


Qué dulcedumbre corpórea nos invade al verte imantar los viruse que nos tenían carcomizao el ordenata y darles caña paque tengan, guarden y repartan.
Cuanta largura y hondura en conocimientos, pero tío...ponte ya a currar, que de verdad te lo digo, hay que levantar el país que te vio nacer, que corren tiempos mu malos.
Muy bonita la isla, pero para nuestro gusto demasiado niñín sajón y talentoso Mr. Ripley, un poquito en demasía tourist. Pero no pasa nastic de plastic, porque ya hemos vuelto a sentirnos locales, a ser una mirada más entre tanto tailandés, esperando a que se ponga la luz verde del semáforo.


Un azafato por cada vagón, que se saca una mascarilla, se pone unos guantex y te pide permiso para hacerte la camita. Uno se pregunta, estoy soñando?. El tren como los chorros del oro y lleno de extranjerísimos que pareciera que lo único que quieren sea una cerveza tras otra y cuando les dan la cuenta se quejan de que es cara, la verdad que hay cada gilipollas suelto por el mundo...qué pocos yankis, ingleses, sajones vaya, he visto hacer esfuerzos de integración, de hablar otra lengua; el estigma de imperialistas, de piratones mejor dicho, lo deben llevar grabado con el quemador de las natillas. Sólo merece condonación el Pollito de California, un rubio clavado a Brian Adams pero demacrado y con agujeros en las botas, que llegó hace 30 años a Madrid y flipó tanto con Camarón que se quedó a vivir para ser cantaor y vaya si lo consiguió, canta que te k-ga!!
Más a gusto que un arbusto
Chang Mai huele a salvia, silvia, sonia, sexo y suavizante de ropa. Chang Mai es de puta madre, o mejor dicho haber conocido a Juan, que nos ha entregado las llaves mejor que Boabdil, ha hecho que el viaje tomara esa magia que a veces toman los viajes. Uno se siente tan a gusto como en su casa, pero rodeado de gente que le sonríe y calles impolutas, vespas de colección, dragones y budas y buditas eternamente cómplices y hasta un tanto picaruelos.


Hay un arrocito con pollo que uno se lo puede comer de desayuno, de merienda, de cena, de lo que le apetezca, porque está de kilo, dícese Kao-man-kai (Colacao para el hombre de Cádiz) y un arrocito con gambitas que ni pa qué; Kao-pat-kun (Colacao para Pat Metheny y para Kungfu). Pero claro, estos secretitos -el cenar dos por dos dólares en total, con una crepe de postre incluida, como los de ir a un bareto con el mejor karaoke de fondo y los mejores caldos de marisco- nunca habrían llegado a nuestros sentidos sin el fluído tailandés con el que nuestro anfitrión nos iba sacando la maleza.
-A ver qué queréis: una o dos horas el masaje? qué coño!!! dossss ya veréis se os van a pasar volando. (Se llaman preguntas autoreflexivas)
Jay yi yiiiiii, tres chinitas con las manos como el niño jesus que saludan, entran en casa, nos tiramos en los futones y a experimentar eso que llaman masaje thai, desde el dedito pequeño del pie hasta el moño de la coronilla, tiquitiquitiquitiqui...2 horas de relax absoluto.
En fin, que ya se sabe hasta traer las mejores madalenas de la ciudad que teníamos digitado, pero bueno... había que tomar la difícil decisión de partir para Laos, y así lo hicimos, tras 5 días de lujo, en una ciudad que es como una eterna noche de veraneo.
Gracias por tu buen rollazo, nos has origamado el body.

Y lamentablemente que sepas y no te quepa la menor duda que volveremos, porque nos ha faltado hacernos la limpieza de colon, ver más pelis, aprender a instalar el ventanas y puertas, hacer el curso de masajes tailandeses, volar contigo un Huelva a Coruña, hacer un circuito cerrado con los ojos también cerrados y tomar más conciencia de que cuando alguien desea algo con muchas, muchas ganas, cuidaito que se le concede.
Abrazo sostenido Joni Memonic, sigue alojándote en la carencia.

Chang Mai huele a salvia, silvia, sonia, sexo y suavizante de ropa. Chang Mai es de puta madre, o mejor dicho haber conocido a Juan, que nos ha entregado las llaves mejor que Boabdil, ha hecho que el viaje tomara esa magia que a veces toman los viajes. Uno se siente tan a gusto como en su casa, pero rodeado de gente que le sonríe y calles impolutas, vespas de colección, dragones y budas y buditas eternamente cómplices y hasta un tanto picaruelos.


Recorriendo una baraja de mercadillos, paseando el alma por unas carreteras que suben y bajan entre manglares, palmeras, campos de fresas, parques de elefantes y kioskitos de café granizado, con leche condensada, yendo al cajero, aprendiendo a liquidarTroyanos, comiendo siempre algo bueno y a la sombra y levantándonos sin el coñazo de las ten-tirti check out de turno, es como nos hemos sentido estos días en casa del Juan, hermanito de sangre de Pablito, el Tronnnnko. Con razón os dice vuestra madre que cómo se os pasea el alma por el cuerpo, y lo bien que va!!
Hay un arrocito con pollo que uno se lo puede comer de desayuno, de merienda, de cena, de lo que le apetezca, porque está de kilo, dícese Kao-man-kai (Colacao para el hombre de Cádiz) y un arrocito con gambitas que ni pa qué; Kao-pat-kun (Colacao para Pat Metheny y para Kungfu). Pero claro, estos secretitos -el cenar dos por dos dólares en total, con una crepe de postre incluida, como los de ir a un bareto con el mejor karaoke de fondo y los mejores caldos de marisco- nunca habrían llegado a nuestros sentidos sin el fluído tailandés con el que nuestro anfitrión nos iba sacando la maleza.
-A ver qué queréis: una o dos horas el masaje? qué coño!!! dossss ya veréis se os van a pasar volando. (Se llaman preguntas autoreflexivas)
Jay yi yiiiiii, tres chinitas con las manos como el niño jesus que saludan, entran en casa, nos tiramos en los futones y a experimentar eso que llaman masaje thai, desde el dedito pequeño del pie hasta el moño de la coronilla, tiquitiquitiquitiqui...2 horas de relax absoluto.
En fin, que ya se sabe hasta traer las mejores madalenas de la ciudad que teníamos digitado, pero bueno... había que tomar la difícil decisión de partir para Laos, y así lo hicimos, tras 5 días de lujo, en una ciudad que es como una eterna noche de veraneo.
Gracias por tu buen rollazo, nos has origamado el body.

Y lamentablemente que sepas y no te quepa la menor duda que volveremos, porque nos ha faltado hacernos la limpieza de colon, ver más pelis, aprender a instalar el ventanas y puertas, hacer el curso de masajes tailandeses, volar contigo un Huelva a Coruña, hacer un circuito cerrado con los ojos también cerrados y tomar más conciencia de que cuando alguien desea algo con muchas, muchas ganas, cuidaito que se le concede.
Abrazo sostenido Joni Memonic, sigue alojándote en la carencia.
2 comentarios:
Buenísima la cronica mi amigo... No lo habia leido todavia pero ya me puse al día con gran placer de recorrer tus palabras...
Arbazo enorme para los dos.
Pronto nos reencontramos. Disfruten mucho.
Veu que envidia que dais!!
UIn abrazo enorme para Anita y para ti!!
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