It´s always the sun
Ahora ponemos lo que nos falta de Darjeeling y la salida de la India pero antes les contamos el trekazo.
Que días más rododendros!! que caminos más tropicures!!
Brainstorming
El que quiera albiceleste que le cueste, vamos con la roja, los de ayer y los de hoy...vamos, vamos sube, sube, baja. Por qué lo llamarán trekking cuando en realidad podría llamarse stepping, por los miles de escalones que conforman las rutas, o por qué no llamarlo sleeping? ya que uno se horizontaliza a las 7 pm y abre suos ohlos a las 6 30 am, aunque a eso de la una siempre se escuchaba un -Petisa...tengo HAMBRORRRR!!!! -Dormite.
Dormido
Brothers in back
Llegar a Pokhara, significa acomodar mochilas. Oh! pueblo rey del mercado negro para el trekero. Como Kathmandu, cuando te deja el bus dices: -otra vez sopa...menuda mierda de pueblo. Pero tras la violación de los taxistas y cazafantasmas de los hoteles, eres llevado a una parte mucho más tranquila, surrounded by a lake, es ahí donde están todos los hotelitos, las tiendas y los restaurantes con fueguito, y es desde ahí, por fin, que cuando te giras, ves los minaretes y aljibes de la gran cordillera del Himalaya.
Petisa eligió una ruta menos convencional e idónea para esta época del año, 10 noches de montaña, a unas 6 horas de media de pateo nos permitió enlazar dos circuitos, el primero y que es como un hachazo hacia dentro de la montaña, es el del Annapurna Base Camp, el otro, más corto, es mucho más el toco y me voy, pero no por ello hay que desmerecerlo pues se llega a una azotea de donde se ve toda la cadena además de todas las nacionalidades.
Punto de encuentro
Cruzada
Un taxi te lleva a 45 minutos de Pokhara por una carretera y en un chiriguito se para, (no para mear, como lo hizo aquel de camino a la frontera nepalí), sino para bajarse la ventanilla y mirar hacia arriba con una sonrisita cómplice. Ahí empieza la highway to hell sin el Michael Landon: escaleras. Arrancamos con una indigestión de peldaños de casi dos horas, pero el primer provechito que te tiras ya olía a mar.
Empacho
Calientame el refugio
En nuestra filosofía no entraba el llevar ni porteador, ni guía; el primero, porque nos parece innecesario además de un poco triste. Ver a un tío atado a tres cajones de naranjas repletos de latas, mantas y libros y tu ir como cenicienta...mmmm, muchos dicen que les estás dando trabajo, es cierto, pero uno también viene hasta aquí a, en cierta medida, curtirse y no a estar sacando comodines con el guía; además, si en algún momento te confundes de sendero, siempre aparece algún Mogly al rescate. Eso sí, terminas el paseo como Litvastky en el minuto 115 volviendo a defender. (M.82?)
La ruta va pasando por pequeñas aldeas que es en donde uno se aloja, las aldeas a medida que vas subiendo se convierten en refugios de montaña.
El patio de mi refugio
Su vista
En la vida habíamos visto tantos amaneceres tan seguidos. Ver el sol asomarse al ropero y vestir de lino las montañas y luego esperar a que el cielo se argente cortado por una luna de charcutería, es brutal y con ese movimiento de parabrisas de vuelta del sol, día tras día, uno pierde la cuenta de los días de la semana, pero no de las horas del día. Boira, niebla, nieve, lluvia, meteorólogos del mundo entero unidos, en apenas semana y media.
Al llegar..y al salir
Más satisfechos por darle al cuerpo lo que nos pedía, días tan intensos que uno se los tiene que soñar, intentando argamasar lo fugaz. Llegar a cabañas en donde desde tu ventana ves las cadenas montañosas como si de un fichero de dentista se tratara, una tras otra y otra y otra, y tu ahí tratando de googlemapearte con un par de botas por montera. Como decía el Jorso: “qué fota que tiene la shegua!!”
En la consulta del dentista
Síndrome del escalador
Como dos angelitos inmaculados metidos en los sacos de dormir con nuestras camisetitas blancas afelpaditas y afuera a 4.130 metros, caía la noche desde sus ocho mil y pico con sus Ghurkas, Atilas y Mountain View por todas partes. Ahhh su madre!!!! afuera, al german que teníamos de vecino le marcaba menos 15 el reloj, menos mal que dentro de la chambre estábamos a menos cinco y dentro de los saquitos con las batallas de Waterloo y la Rendición de Breda on line, logramos estar como a 15 gradientes.
Saqueados
Si si si San Miguel
Llegar a un glaciar donde se apoyan dos siete miles y un ottomile es llegar a la caldera de una bruja, es de esa pócima de donde emanan los vapores que se convierten en nubes y toda la pesca.
De mal de altura sólo tuvimos unos segundillos, y fue al filo del glaciar, -Jaco, me mareo...-pabajo!!! y a los dos minutos la niña ya estaba comandando la expedición de vuelta como si nada.
Sargent Lestard comandando la expedición
De mal de bajura, tampoco, nada en todo el viaje, ni en India ni aquí un solo revoltijo, será por las vías de escape que uno interioriza en estas tierras?
Adios muchachos
Ahora nos ofrecen hacer rafting, ya lo haremos en Mendoza, o volar en parapente ya lo haremos en San Martín con el ala, o hacer un safari, ya volveremos a la oficina...Los Himalayas: unas montañas llenas de chinos, latinos y rubios en busca de como decía Valle Inclán, el Tercer Tránsito: amor con renunciamiento y quietud. Y de fondo, muchos niños té con leche, velitas colgando y la luz de las montañas en sus ojos.
Velador
Ya de vuelta al planeta Tierra, (BBC, comprarla), tenemos momentos en que nos parece que nos estén tocando los bolsillos esas manitas, y escuchamos: sweet, chocolate, sweet!!!
Nos vemos a la vuelta
Por cierto, os echamos de menos a todos, pero por lo menos como dice el Bruce "that two hearts are better than one, two hearts just get the job done"
Me trague' un globo
Para el sobri