sábado, 24 de enero de 2009

VARANASI 15-17 ENERO

Nos hemos retrasado un pelo en actualizar el blos, aquí estamos de nuevo, tudo novo di novo.

River Days Chof Chof

Con todas las enfermedades que andan por ahí y la gente viene a morirse a Varanasi, la ciudad santa por excelencia de la India, santa y cochina por cierto, en donde si te tiran las cenizas al Ganga, es que ya pasas de todo y no quieres volver a reencarnarte, aunque eso a estas alturas, ya no sabemos si se elije de motus propio o si como recompensa por haber sido más bueno que el pan, ya vas directito a sentarte al lado de Ganesha y sus primos...

Hundido Friends will be friends


Para llegar a Benarés, tuvimos que tomar nuestro primer tren nocturno y hacer combination con un autobusico local, porque por problemas de niebla o de una mala tarde del que nos vendió los tickets, el tren no llegaba directo a Benicasim. Uno nunca sabe bien bien, cual es la tramoya detrás de todo el tema de venta de pasajes, al final cuando logras entender la Web de la Indian Railways y ya tienes todos los pasajes a punto de caramelo con una simple pantallita más en tu computadora, resulta que los del hotel, te inhabilitan el pago de los mismos, vete tu a saber cómo, pero tiene huevos la cosa, te dan una clave para tener wifi y cuando te crees que puedes cortarte solo desde la camita de la 207, en el último paso se te cuelga la página y te aparece error en la página, error en el server, error me cago en tu... con lo que a uno no le queda otra que ir a ver al amigo que te roba y te sonríe como nadie y que con la calculadora de Mario Benedetti en mano te dice un, dos, tres, un dos tres, 17 mil rupias, pero yo te lo dejo en un dos tres, un dos tres, 15 mil quinientas.
Fumando espero Rezando espero

De cuero Night on earth

A los indios les chupa un y el otro entero, el que en un compartimento de tren, o de lo que sea, vaya alguien más que sus propias personas humanas, te das kuen!! Estás congelao en el expreso de media noche y uno abre la ventana porque quiere que le de el rocío en el moustache, otro se pasa la noche tirando cohetazos y cuando le dices -Cabrón para ya!!! te contesta un -Inga akiwini dubudaria durdigué y se tira otro más fuerte y cuando ya lograron anestesiarte las papilas olfativas el otro te pone sus pies de princesa nipona, en la cara. Pero no pasa nada, porque a los viajeros que somos, nos interesa cada día más la geografía humana en sus expresiones más valiosas y como aquí nadie dice esta boca es mía, allá donde fueres haz lo que vieres.
Amanece que no es poco

Platero Y 'el

Varanasi; quien no ha visto esos documentales con medio ojo abierto a la hora de la siesta? Los hindúes haciendo gárgaras en el río santo, esa mezcla de barrizal, con pétalos de flores amarillentas, mierdas flotando, una perenne bruma a lo Jack the Ripper y las velillas encendidas que la corriente va enfilando como por orden alfabético.

CalvinoColegas

La primera noche, cenamos con Jimmy Carter y su mujer en la mesa de al lado, es a veces tan fuerte el sacudón al llegar a una ciudad que nos decimos, bueno, vayamos a algún point alejado donde estén los tour operators o haya algo de silencio, o dos metros cuadrados sin gente o esa yanki de 120 pounds vestida con un sari rosa fucsia y sandalias de Benhur; y si lo hemos hecho alguna vez, esto de salir un poco del circuito del mochilero, a la noche siguiente volvemos al ruedo y a meternos en mitad del quilombo porque sentimos que el viaje consiste en ver lo que uno no suele ver y tratar de cuantas más sensaciones nuevas captar mejor. Aunque tampoco se crean que estos hoteles un poco más para occidentales son países independientes; esto es la India y por mucho que te lleven encima de un elefante de un lado a otro, la jungla hay que pisarla.
De perdidos al rio Rasca cielos


Fue gracioso el autobús de las 5 am que tuvimos que pillar para llegar a Varanasi desde aquel punto perdido donde nos dejó el tren de Agria, (la combinación por eso de la niebla que el tren no llegaba hasta el destino final). Tomamos uno de esos autobuses amarillos de los High School Music, pero con asombrosa capacidad para unos cuarenta High School in the inside. Nos acordábamos de cuando el kuñau nos contaba que llevaba toda la merienda de un lugareño, aplastándole el moflete derecho: cualquier coincidencia es mera casualidad diremos...

Calles que parecen acequias, y en sus bocas de repente agujeros en los que uno entra, se descalza, se sienta en unos colchones blancos y empieza un desfile de colores de seda que ni el muestrario de una pinturería, te invaden de texturas, de palacios, Limahl en Neverendind Story... Salimos y desembocamos en la escalera de un Ghat; de paseo por Puerto Madero, unos te ofrecen que te tires en una sabanita para darte un masaje a orillas del river, otros que le compres una flor para las lágrimas de Shiva, de ahí toda la vaina de lo sagrado, unos te enseñan los gusanos que le están saliendo de su muñón gangrenado, caminando ves a un viejito amasando pastelitos de abono, de las mierdas recién plantadas de las vacas, de las cabras o de todo aquel-aquello que expulse materia orgánica, otro te toca por detrás el culo, te das la vuelta no ves a nadie y cuando miras hacia abajo ves un torso-peonza moviendo las aspas...
...Jugamos un set?

Seguramente no bien aterrice en abril nuestro avión en Buenos Aires, habremos llegado por fin a la India.

Noche de Saris

Alice; lo mejor de Varanasi

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