jueves, 8 de enero de 2009

UDAIPUR 3-6 ENERO

UDAIPUR 3-6 ENERO
Llegamos de noche, pero con la suerte de que Udaipur es una ciudad pequeñita. Llegar de noche todavía nos da un poco de mal rollo, pero esta vez íbamos a tiro fijo: Bablu (como conocen al tronko por estas tierras) nos había recomendado un lugar para quedarnos, otro palacete, 880 rupias la doble (o sea, no llega a 20 dólares). Estuvimos esa primera noche ahí, pero luego nos fuimos a uno de nuestras guest houses que son mitad de precio y siempre están situadas en el barrio antiguo. Esta tenía una vista al Pichola Lake muy sanadora.
Driving Miss Daisy Viendo palacios
El monzón fue un poquito malo el año pasado y el lago estaba pelaíto por los costados. La ciudad tiene, como buena ciudad india, el Palazón, para la familia del Maharaja y luego todas las familias restantes se embuten en sus dos metros cuadrados de casa-negocio-lugar de entretenimiento all inclusive. En muchas tiendecitas tienen un colchón tirado en el suelo (una cama); a nosotros eso nos da cierta ternura, no el que duerman donde trabajan, sino que donde trabajan puedan dormir, no sé si se entiende, pero verlos ahí despatarrados sacándose las cortezas de los pies viéndola pasar, es atrayente.
Familieros
Viéndola pasar... nos parece que tienen un poder de contemplación admirable, si bien todo es actividad pareciera que no hay prisa alguna, toda una paradoja.
En Udaipur nos relacionamos con unos españoles y un mejicano, Poncho, un tío muy majo, para ponernos los dientes largos, ninguno bajaba del año enterito de viaje transworld, pero ya se sabe que siempre es más verde el pasto del vecino: minga!!!
From Udaipur, tomamos un bus de los regionales, por llamarlo de alguna manera, hacia el templo de Ranakpur. El viaje en cafetera; 80 kms 3 horas, fue casi todo por un despeñaperros hasta que llegamos a un tramo de autopista en construcción, que casi fue más peligroso porque una pala Komatsu se giró en el momento en que justo pasábamos y de poco nos peina la coronilla a todos, gracias a la volantá que pegó el chófer seguimos la crónica. Son unos fieras los conductores, todo hay que decirlo.

Tres tristes tigres
El viaje fue mejor de lo que nos imaginábamos. Y por precio indio, llegamos a Ranakpur. Nos bajamos del bus. No había nada. Al primer guiri que vemos le preguntamos dónde está durmiendo, sorprendidos porque nadie nos acosaba para llevarnos a ningún lugar. Nos dice que está a unos 40 minutes walking, que el templo queda a 5 mtos, y que podemos comer ahí en el único puestito a la vista. Decidimos comer algo antes, pero al ver a una rata deslizarse x entre las fuentes de fritangas, optamos por las cookies en paquete cerrado. No sé si fue una buena opción, porque ni bien entramos al templo (el templo jainista más grande de la India, y que vale la pena verlo), un mono blanco me arrebató el paquete de las manos.
Ranakpur temple, próximas aventuras de Tintín

Después de la rata, los monos y el intento fallido de dormir dentro del templo, decidimos seguir viaje a Jodhpur.

3 comentarios:

federico borghini dijo...

Ranakpur, me lo perdi!!!
Quedara para el proximo viaje a India. Que pelado esta el Pichola Lake....
Veo que la andan pasando mal.
Salud

Anónimo dijo...

Que grande que sois!! Saludo desde Holanda!

andi dijo...

que bueno lo de ustedes y gracias por compartir desde alla!
se los extraña
andi